Por Mariela Cordero.
Dani Umpi: Entre lo festivo y lo trágico.
Foto: Cortesía Dani Umpi
El uruguayo Daniel Umpiérrez, mejor conocido como Dani Umpi, tiene la particularidad de colmar adjetivos, versátil, multifacético, espontáneo e irreverente, es cantante, artista plástico y escritor.
En esta conversación, larga y distendida, nos acercamos un poco al cantante y escritor que al fin y al cabo resulta ser naturalmente un artista integral. Para él, la escritura y la música representan distintas formas de expresar una urgente necesidad de comunicar su visión, su cosmos personal.
Dani Umpi: Músico
¿Cuándo se torna Daniel Umpiérrez en Dani Umpi?
Hace unos años, cuando descubrí la música como espacio de creación. Desde el primer momento supe que me interesaba crear un personaje desde una fantasía, entonces corté mi nombre. Justo coincidió que se publicaba mi primera novela, así que decidí tener un seudónimo.
¿Llegas a la música de forma inesperada?
Sí, porque nunca tuve aptitudes musicales, talento, ni sueños de estar en un escenario. Fue algo que ocurrió de repente con unos amigos "versionando" canciones populares uruguayas, pero en clave "discotequera". Primero, la música estuvo en una muestra de arte actual donde no se destacó en lo más mínimo porque había obras mucho mejores, pero la gente comenzó a copiarse las canciones. Y gracias a Internet y a la piratería me hice bastante conocido en ciertos ambientes. Luego, fueron a verme cantar.
Cuéntanos un poco de tu primera oportunidad en el escenario.
No recuerdo la fecha exacta, pero fue en Buenos Aires, en uno de los últimos días que estuvo abierto el Morocco, que era el boliche muy emblemático que tuvo Alaska en Buenos Aires. Me invitó el Dj Fabián Jara, que me había descubierto en Internet. Yo idolatraba a Alaska y cantar allí era algo muy fuerte para mí, aunque no por entonces el local no tuviera el más mínimo contacto con ella, claro. A la vez, lo hice como telonero de Sergio Pángaro, que era otro artista que yo idolatraba y que, a partir de ese encuentro, estuve muy vinculado a él y su grupo de amigos. O sea, un comienzo muy ideal para mis parámetros mentales. Canté de traje, unos tacos altísimos y un ramo de flores gigantesco que me costó una fortuna, pero quedaba muy bien y me ayudaba a ganarme el público. Mientras cantaba regalaba flores para que se viera la propuesta un poco más amable. Fue buenísimo.
Cómo es una presentación en vivo de Dani Umpi? ¿Que vendría a ser lo más sorprendente?
Siempre varía. Le doy demasiada importancia a la espontaneidad y eso a veces juega en contra, pero trato de crecer, mejorar y darle contención a esa espontaneidad. Creo que, aunque en los últimos años hayan crecidos los escenarios y tengamos un equipo de trabajo más grande, hay una esencia de los primeros shows que quiero mantener. Me refiero a un clima de fiesta de fin de curso escolar, algo infantil que me gusta mostrar. Algo muy lúdico y artificioso. Suelo tocar con una banda falsa de señoras que a esta altura ya tienen sus propios fanáticos. Muchas veces me dicen “¿por qué no tienen una banda de músicos reales, como todo el mundo, ahora que pueden hacerlo?” y sólo me lo cuestiono cuando me lo preguntan. Respondo que no me interesa porque el show va por otro lado. También tengo un show paralelo con un guitarrista muy bueno que se llama Adrián Soiza. Lo hemos hecho muchas veces y vamos a sacar un disco que registra la dupla. Ese show es más musical y estructurado pero igual tiene elementos risueños. Por suerte siempre estoy rodeado de gente que se aburre muy rápido de todo, que le gusta cambiar, entonces la propuesta se vuelve más dinámica y amorfa, que es lo que me interesa. El youtube está lleno de videos de shows y se puede ver eso pese a que la calidad de grabación no suela ser la mejor.
En tus shows, entre tantos colores y ese clima festivo se deslizan tus letras un tanto melancólicas. ¿Cómo se lleva esta dualidad?
Es la dualidad de la vida. No me genera conflicto. Lo normal son las medias tintas. La fiesta y la tristeza conviviendo juntas. A esta altura del mundo y la Historia son estados que se llevan bien. Es más, creo que están demasiado mal acostumbrados a andar juntos.
¿Crees que en la temática de tu disco Perfecto todo gira en torno a un círculo vicioso de ilusión-desengaño?
Si. Es que es un disco de discoteca. O sea, no es un disco para bailar en discotecas sino que está hecho con las conversaciones que suelo escuchar cuando salgo a bailar con mis amigas. Yo a mis amigas les copio todo. No es que me inspiren, a veces les copio textualmente lo que dicen. Tal vez por eso las letras de las canciones hablan de dramas personales pero en un tono frívolo y danzarín.
¿Muestras una fantasía bizarra o más bien una realidad bizarra?
Lo bizarro es una categoría muy compleja que depende más de la mirada del que lo contempla que de la del que lo produce. En mi caso el personaje, el show y la propuesta son conscientemente bizarros. Algo muy juguetón. Estar en esa postura me divierte y me da mucha libertad de creación. Es un lugar en el que me siento muy cómodo, que predispone al público a la sorpresa, que no tiene competencia. Es una fantasía. Me gusta encarar los escenarios y la música como un espacio de fantasía, de ficción, de creación. Generalmente los artistas que me interesan son los que generan un mundo particular con sus propios códigos y lenguajes. Puede ser Marilyn Manson o Pink. Me gustan los artistas que me llevan a otros mundo, nunca me interesó eso de “este artista me identifica”. No me gusta identificarme. Me gusta ver otras cosas que no tengan que ver conmigo, que para eso tengo una vida con un espejo y, sinceramente, es bastante aburrida.
Daniel Umpiérrez: El escritor.
Has escrito poesía y abordado ampliamente la narrativa. ¿Con cuál fluyes fácilmente?
Me gusta la narrativa. De hecho mis canciones son pequeños cuentitos. Tengo un corte costumbrista, observador. Escribo dentro de una tradición, no es que sea experimental o rupturista. No. No. Me gusta escribir novelas para que lean las señoras en sus vacaciones. Igual siempre me salen unos poemas, pero siguen siendo historias, cuentos, narrativa.
¿Narrador observador o narrador omnisciente?
Observador. Observador.
En tus novelas Aún Soltera y Miss Tacuarembó las mujeres son protagonistas. ¿Crees que en ellas se desnuda frontalmente el alma femenina?
No creo en el “alma femenina” como algo generalizado porque todas las mujeres son diferentes, aunque la Historia las haya obligado a vivir dentro de unos parámetros más o menos universales. No me gusta ese concepto pero lo uso mucho como estereotipo porque el estereotipo de “lo femenino”, desde un punto de vista simplista y superficial, me interesa como estética. Pero no es un alma, es una construcción simbólica, un artificio muy vistoso y atractivo para mí.
Tu más reciente novela "Solo te quiero como amigo "¿tiene un tanto más de autobiográfico o más bien es producto de un proceso de observación?
Suelo decir que no, pero es una mentira. Algunos detalles son autobiográficos, sí, los más mundanos. Observaciones cotidianas. En la construcción de los personajes hay mucho de mí. En todos. No es que yo sea un personaje. Si tuviera que decir cuál es el que tiene más de mí, probablemente sea el “malo”, o sea, el que dejó al personaje principal. Generalmente miro más para afuera que para adentro. Eso es un problema psicológico, interno, de relacionamiento con los demás, pero sin dudas tiene su rédito a la hora de escribir.
¿Gustas leer las novelas románticas, ultra rosas?
Si, muchísimo, aunque lo que más me gusta es la autoayuda, que es un género que respeto mucho. Me gusta pero no tanto a un nivel fetichista, de mirada camp, kitsch, snob… no sé. No a ese nivel, a esa distancia porque yo crecí leyendo esas cosas, mi sensibilidad, mi imaginario y mi cultura están construidos en base a esos productos. No es que sea un intelectual que diga “mira qué interesante esta señora escribiendo novelas rosas, qué lindas portadas, vamos a coleccionarla y hacer una boutique con su nombre”. No. Soy una persona muy ignorante que creció leyendo eso y que actualmente trabajo dentro de lo que se llama “baja cultura”. Todos esos productos me gustan porque me gustan, porque me sale espontáneamente. Es cierto que el primer intento fue dentro de un espacio de Arte Actual, en una muestra, pero inmediatamente comencé a trabajar como un cantante cualquiera. Haciendo mis demos y llevándolos a las radios, a la tele. No era un fake, un “como sí” (como generalmente ocurre en el Arte), no me estaba haciendo el cantante. Realmente lo era. Un cantante malo, que cantaba mal, pero cantante al fin y al cabo. No era Fischerspooner, o algo así, era otra cosa, otro tipo de artista.
¿Que escritores admiras?
De todo. Dentro de ese tipo de lecturas, de los clásicos, la que más me gusta es Jaqueline Susann. También los últimos productos de chic lit me interesan mucho. Me gustan los Best Sellers. Dentro de algo más literario, lógicamente me interesa Puig pero, sobre todos, César Aira y Silvina Ocampo.
¿Daniel Umpierrez seguirá escribiendo? ¿Algún proyecto en especial?
Siempre estoy escribiendo. Ahora se me hace un poco más difícil porque estoy cantando mucho y me puse a vivir con mi novio, pero no puedo no escribir. Hace ya un año que estoy escribiendo una nueva novela. Le cambio el título de continuo.
Como escritor, artista visual y cantante. ¿Te sientes artista multifacético o más bien una persona que posee mutables matices y los expresa?
Las dos cosas, sólo que al principio estaba muy en conflicto. Yo me muevo en un medio donde está bastante mal visto trabajar en varios soportes y lenguajes. Hay excepciones, claro, como Roy Berocay, por nombrar uno, pero cuesta mucho la legitimación de los que trabajamos así. A mí me ayudó mucho la gente, el público interesado en mis propuestas. Al principio mi cabeza dependía mucho de los agentes legitimadores. O sea, la crítica, los curadores, otros escritores, otros músicos, en fin… soy muy inseguro y cuando uno comienza a mostrar sus trabajos se encuentra con caminos predeterminados a seguir. Al hecho de hacer varias cosas lo veía como una carga, pensaba que tenía que definirme por algo. Por suerte apareció gente interesada en mi trabajo y mi referencia, mi parámetro, pasó a ser ese público. Recién ahora siento que encontré un camino propio, un lugar, que no tuve que caerle bien a Fulanito o a Menganito para que me pusieran en tal o cual lugar. Ese tipo de estrategia para hacer una carrera me agobia mucho pese a que, tal vez, pueda ser lo más fácil. No es que esté en contra, pero soy muy distraído e ignorante, no sirvo para hacer lobby y eso. No se me mover. Tengo mi público y trabajo para ellos y para los que potencialmente puedan sentirse a gusto con lo que genero. No me gusta convencer a alguien de que lo que hago es bueno. Me desgasta. Después las cosas salen solas y es más fácil todo. Por ejemplo, si me presento a una editorial o a un sello discográfico, es mejor decir “mira yo hago esto y esto, he vendido esto y esto, me sigue esta y esta gente”, que tratar de caerle bien a alguien y entrar en esas vueltas. Pero cuesta, claro que cuesta más, pero me da más seguridad y felicidad.
Escucha a Dani Umpi : http://www.myspace.com/daniumpi
0 Response to "Dani Umpi: Entre lo festivo y lo trágico"