Eran alrededor de las 5 de la tarde, el cielo estaba totalmente gris como si en cualquier momento se fuera a partir en dos; a diferencia de otros domingos la calle 16 de septiembre estaba poco transitada. Una brisa mojó mis mejillas…parecía que el clima intentaba impedirme a mí y a cientos de personas llegar a nuestro destino. Antes de llegar a la esquina el número de personas comenzó a aumentar considerablemente. La razón era simple, desde hacía más de un mes el Museo Nómada se había instalado en la explanada del Zócalo capitalino.
El repentino cambio de luces afectó mi vista, por un momento sólo pude percibir el intenso calor y el hedor de una centena de personas (húmedas por la lluvia) atiborradas en un espacio cerrado reducido. Cosa que no parecía afectarle al centenar que me rodeaba.
Entre columnas colgantes, enormes fotografías colgaban sobre pisos de agua; las personas caminaban rápidamente sobre un angosto camino de madera, lo que resultaba un tanto incómodo ya que era imposible revisar las poquísimas piezas que se exhibían en las galerías (señora, no me empuje, no alcanzo a ver las fotos del otro lado).
Entre empujones intentaba detenerme para tratar de concentrar mis sentidos en las escenas que narraban las fotografías.....un niño…un elefante..agua, una mujer bailando, un águila alza su vuelo/agua/agua/más agua (qué tierno, un niño recostado sobre un elefante).
Al fondo de las 3 distintas galerías, proyectores reproducían 3 cortos una y otra vez, mientras que el mar de personas iba y venía. Los niños frente a mí estaban asombrados (cómo le harán para que el chango se quede quieto), un papá intentaba explicar a su hijo lo que veía (la besa porque son amigos), otros no sabían que pensar (¡¿cómo no le da miedo que la bese?!,¡Qué asco!). Las opiniones eran muy distintas.
Al final lo mismo de siempre, la magia se terminó…saliendo del mueso no pude evitar sentir que me bajaba de un juego mecánico, porque casualmente terminan igual (¿Me da la playerita de “Ashes and Snow”?)(¿Cuánto cuesta el folletito con la información básica?)(Papá, dona para los jaguares).
Si éste es un "blog" relacionado con el arte, ¿qué tiene que ver la experiencia personal que tuviste con la exposición con la intención de este espacio de publicar críticas artísticas?.
En espera de que el espacio logre su intención de objetivar las críticas artísticas, invito a los pocos lectores de este espacio a intencionar las críticas de forma impersonal y con la amplitud mental que merece el arte.
No sé que pasó con mi comentario anterios, así que lo repito :S....
El arte son experiencias, experiencias estéticas...el arte es personal no produce lo mismo a cada persona, todos somos diferentes.
Las críticas artísitcas por lo tanto no se pueden objetivar, en ese caso no pasan de ser notas informativas...hablar de arte utilizando únicamente las herramientas tradicionales, es ofenderlo...
Lamentablemente si uno quiere expresar lo que siente al estar frente a una expresión artística no le gustará a todo mundo.
Me causa contradicciones tener que fundamentar mi crónica, sin embargo lo haré.
La intención aquí era que las personas supueran lo difícil que es "enfrentarse" a una exposición de este tipo y que, A MI, me hubiera gustado tener más tiempo para apreciar las fotografías...
Si no puedo hablar de la impresión que me provocaron, entonces te puedo hablar de lo que es no poder apreciar una obra de arte a pesar de haberla tenido ante mí.
Hola,
Tengo dos comentarios por hacer:
1. Al señor que firmó como anónimo quisiera decirle que el arte es presisamente PERSONAL, el arte no puede ser "objetivo" porque cada quien tiene una cosmovisión y percepción respecto al sujet de estudio, en este caso la exposición. Me gustaría saber tu opinión sobre la exposición de Gregory Colbert.
2. A la autora, pues decirle que si está bien que tenga una propia percepción. En mi caso quisiera compartirle que me pareció una exposición que es como para uno solito, para quedarse y transportarse en el tiempo en lo que proyecta cada fotografía. Lamentablemente eso no lo permite las condiciones de entrada : hacinamiento (como usted bien menciona) y también que la exposición termina en "el arte del consumo" (a la alusión q hace usted al final), pero bueno quizás el gobierno debiese considerar que para que dicho arte sea realmente apreciado debe controlar el numero de personas que entran cada determinado tiempo, para entonces poderse transportar, metaforizar, conotar e imaginar lo que ve y lo que escucha.