Escuchando la radio, escuché un cuento de Eduardo Galeano en voz de María Teresa Aviña, donde narraba que:
- El gran Chef convocó a una junta en la cocina, llamó a los pollos, los pavos, los cerdos y las reses y le informó que esa reunión era democrática y quería que todos los presentes votaran y que todos los votos serien de igual valor, así que formularía una pregunta para que todos votaran y se lograría así una decisión democrática. Bien –dijo el chef – quiero saber en qué salsa quieren ser cocinados. Después de un prolongado silencio uno de los pollos habló,…Yo no quiero se cocinado”, dijo. Entonces el gran Chef lo inquirió, - esa no es una alternativa válida…. Limítense a responder en que salsa quieren ser cocinados…. -

Interesante mensaje trae éste cuento, magníficamente narrado por la voz de la perfecta dicción de María Teresa Aviña, y de la Genialidad del maestro uruguayo Galeano. Qué interesante, seguramente no desea interferir en asuntos internos de la política mexicana. Porque apenas lo escuché, me vino a la mente una serie de fenómenos que se suceden en estas latitudes.

Primero, vamos a ir a la elección con nuestra credencial del IFE debidamente registrada y vamos a votar, ¿por quién? Bueno ahí están los que están, … pero yo tengo una alternativa diferente…, entonces se anula el voto. Qué controversial, en la publicidad del IFE mencionan que si queremos acabar con esto o con aquello vayamos a votar. Pero, ¿votar? ¿por quién? la elección se acerca y no es posible registrar candidatos independientes, es decir, candidatos ciudadanos. Así es la Ley hecha por los diputados y senadores que representan a los partidos políticos, han prohibido que los ciudadanos que no pertenezcan a alguno de sus partidos puedan registrarse como candidatos a algún puesto de elección popular. Es decir, que están exactamente igual que el Gran Chef, sólo puede hacerse lo que democráticamente ellos han determinado que es posible hacer y han cerrado toda oportunidad a posible competencia que por méritos propios podría obtener un puesto de elección popular, si éste no se circunscribe a los requisitos y la disciplina de un partido registrado.

Es gracioso, que ponemos mucho énfasis en la democracia, y al gran paladín de la democracia y a todos sus nobles seguidores. El estado es la representación de la clase en el poder. Es la manera legal de reproducir el sistema dominante. ¿Quién gobierna? Seguro no es alguien del pueblo, tal vez sea alguien emanado de la base misma de las masas populares, pero que en un afán legitimo se ha aburguesado y obviamente como pequeño burgués es mayor su deseo de servir a la clase dominante que a la clase de la que proviene. Evidentemente, esta representación está tan clara que ya no es novedad que los beneficiarios de la democracia sean los que poseen el mayor poder económico.

La definición de democracia establece al pueblo en el poder. En las elecciones para presidente deberían los candidatos sobre el modelo que seguirían en su mandato y todos coincidían en seguir el modelo neoliberal, el modelo globalizador, el modelo de libre mercado. O sea que era exactamente igual ideológicamente votar por cualquiera de ellos. Es decir, que representan a los mismos intereses y no hay otra opción ideológica para votar. Alguien diría que ahí está el presidente legítimo, que representa los intereses del pueblo. Nada más falso, ese señor solo representa sus propios intereses y lo demás no importa.

Todo esto es una falacia, ¿cual libertad?, si la elección de candidatos o de productos es limitada a la que permiten los grupos en el poder.