Por Juan Francisco Casero
Green Zone - La ciudad de las tormentas
Director: Paul Greengrass
Actores: Matt Damon, Greg Kinnear, Brendan Gleeson, Khalid Abdalla
Duración: 115 min.
Fecha de estreno: 22/04/10
La última película de Paul Greengrass, pese a contar de nuevo con Matt Damon, no es una nueva entrega de la saga Bourne, aunque se le parece. Menos, eso sí, de lo esperado. Estrenada el pasado viernes en las salas mexicanas, la cinta nos cuenta la historia del soldado estadounidense Roy Miller (Damon) destinado en Irak en 2003 y encargado de la búsqueda de las supuestas armas de destrucción masiva que poseía Saddam Hussein. Pronto se dará cuenta de que no será fácil dar con ellas, al tiempo que descubre nuevas evidencias que ponen en duda las motivaciones de la guerra. A medio camino entre la crítica política y el espectáculo de acción, es en este segundo campo en el que mejor funciona esta Green Zone, que alude a la zona de mayor seguridad instaurada en la ciudad de Bagdad tras la entrada del ejército norteamericano.
Como denuncia política, la película falla. En primer lugar, porque el guión adaptado de Brian Helgeland no tiene ninguna capacidad de sorpresa en el espectador y transita por caminos muy trillados. A día de hoy, a nadie debe sorprenderle que la existencia de dichas armas no fueran más que la excusa de la administración de Bush para invadir el país con fines que poco tenían que ver con la democracia y la seguridad internacional, y que, naturalmente, se obvian en la película. En este punto, Green Zone se aleja, por ejemplo, de la excelente Bloody Sunday (2002), donde el brillante estilo de Greengrass se plegaba a la exposición crítica de unos hechos históricos. Aquí, como en otras muchas películas, todo parece obedecer a las conspiraciones de ciertos hombres malvados. En un momento dado, el personaje de la CIA encarnado por Brendan Gleeson le dice a Miller que no sea ingenuo. Y de eso, de ingenuidad, peca precisamente esta película.
Por fortuna, frente a esta timorata, aunque no ofensiva, visión de la guerra, emerge el apabullante estilo formal del director. En este aspecto, la película no da respiro, tiene un ritmo bastante alto, y resulta sumamente entretenida. Lo que cabía esperar, por otra parte, del responsable de las dos últimas, y mejores, entregas de la saga Bourne, paradigma del cine de acción de la presente década. Es decir, cámara al hombro que no para quieta durante casi todo el metraje (no sólo en las escenas de lucha) y un montaje frenético. Todo este virtuosismo técnico es lo que salva a Green Zone, si bien en este caso acaba rozando el límite de la saturación, llegando al paroxismo en la persecución final, en la que resulta prácticamente imposible descifrar la acción que nos están contando. A pesar de todo ello, lo que en manos de otro director hubiera devenido en una tópica y rutinaria película de acción, en manos de este cineasta inglés se convierte en una eficaz propuesta de evasión y entretenimiento.
Trailer del film: