Por: Ana Montserratt Lopez

Luis Alberto Spinetta es un piedra angular en la música en nuestro idioma. Quien se jacte de conocer el rock en español y no sepa quién es “el flaco” vive en un aberrante error.

El jueves tuve una de las experiencias poéticas más trascendentes, conocí a mi inspiracion, conocí a la leyenda, conocí al flaco Spinetta.

Por primera vez dio un concierto en nuestro país con su guitarra, acompañado solamente de un tecladista, logró que muchos de los asistentes llegáramos a las lágrimas, suspiráramos en cada respiro, llegáramos a la otra orilla (como diría Octavio Paz), tocáramos lo sagrado...

Pese a lo complicado que es llegar en hora pico a Avenida Masaryk, en la Ciudad de México, además del terrible servicio en el bar, lo caro de del boleto de entrada y la insufrible frivolidad de algunos asistente que más que ir a escuchar el flaco fueron a hacerse presentes, pese a todo esto… yo sentía una felicidad incontenible y una melancolía deliciosa que transmite su música.

Amo a Spinetta, no soy del tipo de personas que es fan de algo o de alguien, pero si soy admiradora de la obra del flaco, soy adicta a Almendra, Pescado Rabioso, Invisible y Jade. No conozco a una persona que le agrade la música y no reconozca la calidad de este compositor argentino.

Los invito a conocerlo, a explorar su obra, a enamorarse de una muchacha ojos de papel con alma de diamante , a probar el durazno sagrado, a llorar en el cementerio club o a entender que todas las hojas son del viento. Los invito a compartir mi romance con Spinetta.