Por Diego Pérez Flores / Diegow
Escritor…
Es difícil cuando quieres decir adiós, cuando sabes que es el momento de despedir a tus amigos, cuando aquello que creíste que era una maldita amistad no lo era… el no saber hablar las cosas, el no creer en ti mismo y el sabor de la decepción, son vacíos que lentamente van creciendo y al final dejan al alma agujerada y envenenada, te tragas todas esas palabras que jamás fuiste capaz de decir y cada trago sabe a arsénico puro. Imbécil cobardía, absoluta hipocresía, burdos intentos por creer que todo estaba bien, al final, todo fue la mutilación de una hermandad pasajera, basta con saber que pocas veces fuiste escuchado y apoyado. Un pedazo de papel no basta para solucionar los conflictos… olvida esa palmada en la espalda, olvida ese saludo diario, olvida un abrazo de felicitación, sólo olvida.
Haz a un lado las lágrimas y los regalos, ahora, al caminar por los pasillos, no existirá el saludo de un pobre recuerdo, pero sí habrá una ajena mirada que diga “alguna vez fuimos amigos” y cuando el odio llega a llenar espacios, ya no queda nada. Entrando el año nuevo no quiero estrechar manos, simplemente esperaré a que ese hueco de mi esencia entre en mis recuerdos.
Tres veces felicidades.
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