19 de Febrero / Día Internacional de la Lentitud
Se aconseja algunos modos de calmar el ajetreo cotidiano:
-Conseguir un hobby tranquilo, como la lectura, escritura, tejer, la pintura o la jardinería.
-No pretender hacer todo de una vez: procurar poner una lavadora al día, en lugar de lavar toda la ropa una vez a la semana, por ejemplo.
-Mirar poco el reloj; los fines de semana, procurar levantarse de la cama respetando los ritmos naturales del sueño, en lugar de ponerse la alarma (el despertador), y no llevar el reloj encima.
-Hacer la compra en un mercado de productos frescos (de agricultores).
-Preparar una comida para poder sentarse con tranquilidad, y saborearla sin tener encendido el televisor, o leyendo algo que genere sosiego.
-Disfrutar de la conversación, si se come con otras personas, o de la paz que puede dar el comer solo.
-En vacaciones, procurar bajar el ritmo; no intentar llegar a todo lo que nos gustaría ver. Visitar ciudades con restaurantes de comida local donde se pueda comer con tranquilidad.
-Limitar la lista de cosas pendientes; tomarse el tiempo necesario para las personas y actividades con las que se disfruta.
Necesario e importante sería poder recuperar el verdadero sentido del tiempo que nos proporcione la paz que tanto queremos, los encuentros profundos y cálidos que vamos buscando y la felicidad del “aquí y ahora” que nos prometen tantos libros de autoayuda. ¿Somos coscientes del gran tesoro de nuestro tiempo? ¿en qué se nos van los días de nuestra vida?. Los humanos somos sólo un soplo de tiempo…¿qué nos quedará al final de nuestra vida?.
Hoy más que nunca, el individuo moderno vive sumido en una particular carrera de obstáculos en la que controlar el cronómetro hasta la milésima determina nuestra existencia. La desconexión del medio natural y su tempo, ligado a las estaciones y demás factores que escapan a nuestro control, parece un espejismo en las sociedades occidentales actuales. Las ciudades se vuelven anónimas y levitamos, sumidos en nuestro peculiar universo de intereses. La prisa es el motor de todas nuestras acciones y la cinética de grand prix envuelve nuestra vida acelerándola, economizando cada segundo, rindiendo culto a una velocidad que no nos hace ser mejores. El movimiento Slow no pretende abatir los cimientos de lo construido hasta la fecha. Su intención es iluminar la posibilidad de llevar una vida más plena y desacelerada, haciendo que cada individuo pueda controlar y adueñarse de su propio periplo vital.
Bibliografía a consultar: In Praise of Slow de Carl Honoré http://www.carlhonore.com
I practice a Slow life, is cool... actually SlowSex is better lol...
Buen Blog!
Dan