Ante un clima de crisis económica, incertidumbre financiera, despidos masivos, desempleo, narcotráfico, crisis acuífera en el centro del país, un promedio de 13 asesinatos diarios por la "guerra contra el narco", corrupción y burocracia ineficiente (la última palabra creo no es suficiente), nuestros políticos locales asumirán cargos públicos, a lo cual, los ha llevado hasta ahí la población gracias a su voto -anulado o no, al fin y al cabo un deber ciudadano-.
Entre élites políticas, civiles y empresariales, nuestros políticos declararán o en su caso declararon protesta de servir a su pueblo, un pueblo que está cediendo su confianza a quienes ellos creen les resolverán parte de su problemas, ocasionados por un legado histórico lleno de vicios y malos manejos de parte de nuestros gobernantes de antaño, -nada nuevo hoy en día-. Las nóminas de nuestros mandatarios reflejarán sueldos legales alrededor de los 70mil y 100mil pesos mensuales; debemos tomar en cuenta que éstas cifras se "justifican" con la premisa de que es una gratificación por parte del Estado y no un sueldo que recibirán. Por otro lado, encontramos jóvenes entre los 21 y 25 años que con la misma preparación académica y con un alto grado de responsabilidad y honestidad, -en la mayoría de los casos-, al graduarse de la Universidad, apenas estarán ganando un sueldo entre los 5mil y 20mil pesos; claro está, vendiendo su fuerza de trabajo, en muchos casos a empresas trasnacionales.
Hoy no sólo la población del Estado de México, sino toda la República Mexicana, demandamos a gritos y con un alto grado de hartazgo y desconfianza hacia nuestros gobernantes, que éstos cumplan con sus promesas de campaña; en las pasadas elecciones se puso de "moda" firmar los compromisos ante notario público, siendo que éstos en muchas ocasiones heredan un negocio familiar con nexos de la política del pasado. Bien argumentaba y estudiaba Max Weber la ineficacia de los aparatos burocráticos de principios del Siglo XX, los cuales al parecer, siguen trabajando de la misma manera.
Estoy consciente que es momento de que otro tipo de profesionistas tomen las riendas de México. Una nueva generación que no sólo sean abogados, politólogos, caudillos o generales de la milicia como históricamente ha sucedido en el país, se necesita personas que realmente estén comprometidas con nuestro progreso y bienestar, sin importar su profesión. De cualquier manera, en México las leyes sólo sirven como sugerencia.
No tengo conocimiento de la magnitud que pueda alcanzar este escrito, no sé si alguno de los políticos a los cuales estoy refiriendo lea mis palabras, la internet hoy en día nos brinda muchas posibilidades de lograrlo. Sólo quiero recordarles que existe aún mucha gente considerada por los políticos como "incómoda", que vigila que en México no se engañe y robe más a la población que por sus circunstancias económicas y académicas, sólo pueden acceder a sueldos en el orden de los 50 pesos diarios; les aseguro que muchas de esas personas sólo necesitan un pequeño empujón académico, lo cual en muchas ocasiones a los gobernantes no les conviene, ya que un pueblo sin educación, es un pueblo fácil de manipular. Además, si estas personas fuésen educadas como se debe, no necesitarían sueldos de 1millón de pesos anuales para cambiar las cosas en este país.
Para finalizar, añado algo que mi memoria histórica nunca olvidará. Bien dicen que para hablar de algo, hay que vivirlo y conocerlo; colaboraré como fotógrafo en la campaña electoral de un municipio del estado, partido del cual su principal fuerte era su candidato, ya que anteriormente éste había sido presidente municipal. Recuerdo el momento en que acudí al Comite Directivo Municipal a recibir mi estímulo económico por dicha labor. Despues de una fila casi interminable, lidiar con personas que no creo que tengan idea de qué refiere el Artículo 3ero. de nuestra Constitución, -para el lector de otro país, habla sobre la educación laica y gratuita- y muchas ganas de conocer el aparato burocrático de nuestro país desde sus íntimas raíces, llegué por fin al escritorio donde me entregarían mi "billetiza" y oh sorpresa, no me lo podían entregar ya que con anterioridad perdí mi credencial de elector y sin ella no podía cobrar mi "gratificación" por servir en las elecciones de mi localidad. Alegué con mi superior y logramos llegar con un "Síndico" (un término clásico de la administración pública), que con una voz algo ronca y bastante veterana me dijo: -"Tú no me sirves, no te puedo pagar, no tienes credencial de elector y sin ella no hay voto, ¡nosotros lo que queremos son votos!", y en mi mente dije: "¡Ah cabrón, estos hijos de su ***che madre me quieren comprar mi voto de una manera muy sutil!"...
...Como buen ciudadano que sirve a su país, logré un acuerdo apalabrado con el "Síndico", le mostré mi pasaporte -por cierto que caducó en el 2008, con sus dos respectivas copias -, y le dije unas palabras mágicas: "Si tú me dejas cobrar mi lana, yo te aseguro que jalo a cinco amigos míos a votar por ustedes, de cualquier manera mi mamá colabora con el mismísimo candidato en la casa de campaña (algo así como el centro logístico de todo partido político en tiempos electorales)". Y tal como Moises abrió el mar, el "Síndico" regresó conmigo al escritorio, logrando así que me autorizaran ¡la entrega de mi dinero!; de cualquier manera el gusto me duró poco, mi trabajo de 15 horas semanales me hace ganar una madre, mi proyecto de empresa aún no genera los suficientes ingresos, por lo cual me tendré que conformar con los 6mil o 10mil pesos que ojalá y gane al graduarme y la "beca económica" que recibo de mis señores padres. Palabras más, palabras menos, amo a mi país, aunque éste sea surrealista,como bien dice el periodista español Jon Sistiaga.
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