Ese era el discurso oficial. De hecho el PRI que gobernaba en esa época provenía de un antecesor que se denominaba PRM que en su logotipo identificador contaba con signos comunistas. En ese tiempo la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos consagraba el derecho a la educación que además la establecía como obligatoria, laica y socialista. Evidentemente el discurso oficial era tan dominante que nadie se atrevía a corregir tales aberraciones.

Se decía que era economía mixta pretendiendo que el capitalismo monopolista de estado que se había establecido en nuestra sociedad económica fuera un socialismo que convivía con un régimen capitalista que se manifestaba por la acción de los emprendedores privados.

Ese discurso oficial no ha muerto, aún hoy en día existe con ciertos matices. De hecho, en plena efervescencia electoral se retoma para aprovecharse de la inmadurez política de la mayoría de la población mexicana.

En aquellos tiempos se satanizaba a los empresarios. Serlo (políticamente hablando) era como ser parte de los malvados, un ente demoniaco, un explotador. Pero en realidad el funcionamiento económico era lo contrario, ya que los beneficios de las políticas económicas era enfocado a los empresarios: el modelo económico desarrollista, la sustitución de importaciones, la paridad del dólar, los subsidios a la importación de maquinaria. Todas estas medidas entre 1954 y 1976. Luego le siguieron medidas populistas que aparentaban buscar beneficiar a la sociedad y solo beneficiaron a los grandes empresarios como la nacionalización de la banca que no fue otra cosa que la nacionalización de la deuda privada externa.

Así es, al nacionalizar la banca convirtieron la deuda privada de las grandes empresas a pesos, se prohibió la circulación libre del dólar, después de hecho esto devaluaron el valor del peso de aproximadamente 25 pesos por un dólar hasta 150 pesos por un dólar (entre septiembre de 1982 noviembre de 1983). O sea si un empresario debía 100 dólares antes de la nacionalización al convertir la deuda a pesos en noviembre de 1983 debía sólo 17 dólares a la nueva paridad. Sin embargo la banca nacionalizada seguía debiendo los 100 dólares que debía pagar a la banca internacional. En pocas palabras la deuda pública externa de México pasó al doble en cuestión de horas y el subsidio recibido por los deudores privados fue sin parangón. Otros eventos similares son los del rescate bancario con el Fovaproa y el IPAB.

Como es evidente, el doble discurso del gobierno es ancestral, ya por idiosincrasia, los propios aztecas repudiaban a los ricos comerciantes de Tlatelolco. Entonces por qué debía de ser diferente en la actualidad. El discurso de hoy va en beneficio de los pobres, ayuda alimentaria, becas a los sectores de escasos recursos, apoyo económico a los productores agrícolas pobres, subsidio al combustible para la pesca artesanal, etc.

Hoy hablamos de liberalismo económico, globalización, escuchamos el comportamiento de la bolsa de valores en la noticias, además nos dan los indicadores económicos más resaltantes del comportamiento del mercado de valores en las principales plazas del mundo. También se escucha de la crisis global, del rescate empresarial de los grandes fabricantes norteamericanos, la crisis inmobiliaria en los estados unidos, etc.

Pero hablando con la gente he observado que no ha perdido la fobia al empresario, ni ha dejado de pensar que el ser dueño de una empresa es malo. De hecho se pide que se reparta la riqueza de los empresarios entre los pobres. Todavía se cree en el tigre de santa julia o en Robin Hood.

Obviamente, este sentimiento se capitaliza para promover las candidaturas de muchos de los aspirantes al congreso de la unión o a las jefaturas de gobierno locales. Promoviendo que exista esa fobia hacia la gente exitosa. Dicen que buscan beneficios a la gente común pero cuan falso es esa manera de manifestarse. Por ejemplo dicen que el precio del trasporte colectivo metro es de 2 pesos, en beneficio del ingreso de los trabajadores. Sabemos que el subsidio por pasaje es mayor a los 2 pesos. ¿A quién beneficia este subsidio? Obviamente a los empresarios. Ya que si se pusiera el precio real del metro sería necesario que el salario subiera y por lo tanto las utilidades de los empresarios bajarían. Estos subsidios populistas son medidas populares en la población pero no necesariamente benefician a quien aparentan.

El Gobierno del Distrito Federal es promotor de opciones para los emprendedores. Pero los miembros del partido del Jefe de Gobierno que aspiran a posiciones de elección promueven que harán acciones para beneficiar a la población.

Resulta curioso, nunca se piensa que para todas esas acciones se requiere de un presupuesto público que es autorizado por el Congreso de la Unión, y que las acciones las promueven los gobernantes que son del poder ejecutivo, y que los del poder legislativo solo pueden proponer leyes y aprobarlas. Claro, en el mejor de los casos pueden ser promotores de acciones ante los representantes del poder ejecutivo.

En fin, vivimos en un sistema capitalista, cuya finalidad es la obtención de utilidades para su reproducción. Negar esto es como suicidarse. Esto ha pasado durante décadas y seguirá mientras no tomemos conciencia de ello. Esto sigue de tal manera que ya han convocado en el 2010 a la tercera revolución social de México. Ya es tiempo que se tome en serio el papel del gobernante y que se de cultura a la población y que de una vez salgamos del atraso mental en que vivimos.