Reaparece Lhasa, tras seis años de silencio. Bautizando sólo con su nombre, a su más reciente producción discográfica. Anteriormente la artista norteamericana, de origen mexicano había apostado a lo multicultural y a la diversidad de ritmos.

En su primer álbum La llorona (1997) vibraba el folclore en temas cantados en español y luego en Living Road (2003), se sumaron también canciones en francés e inglés y se mezclaron sonoridades tan disímiles entre sí, como la música tradicional mexicana, ritmos gitanos,chanson francesa e incluso el klezmer.

La diversidad latente en éstos trabajos, se transforma radicalmente en Lhasa, donde la pureza y simplicidad de su nombre se trasluce, en doce temas cantados totalmente en inglés, que oscilan entre notas de blues y jazz y un constante sonido folk, logrando una pieza sobria y madura, en la cual, la simplicidad define la belleza.